En una entrevista publicada en Revolución Popular Noticias, el Papa Francisco expresó su preocupación por los «salvadores de la patria”. A través de estas palabras, el Papa nos invita a reflexionar con él sobre la prudencia que debería existir, a la hora de elegir a nuestros los líderes políticos.
Las Sagradas Escrituras, como orientación espiritual, nos presentan a Samuel, quien ungía reyes en el nombre de Dios. Esto nos recuerda que:
«Dios no ve lo mismo que los seres humanos. Los humanos ven lo exterior de las personas, pero el Señor ve el corazón».
Samuel 16:7
Esta enseñanza es crucial en el ámbito político, donde la historia de un líder puede revelar sus intenciones y autenticidad. Al desconfiar de los «salvadores de la patria», el Papa Francisco parece resaltar la importancia de discernir la voluntad divina y no dejarse llevar por promesas exageradas.
El pensamiento filosófico también contribuye a esta consideración. El filósofo danés Søren Kierkegaard, conocido por sus reflexiones existenciales, subraya la autenticidad como el núcleo de la verdadera fe. Kierkegaard sugiere que la fe genuina radica en la sinceridad individual, más allá de las apariencias externas.
Extrapolando este concepto a la política, podríamos comprender que un líder sin una historia verificable podría carecer de la autenticidad necesaria para servir a su comunidad. Así, la advertencia del Papa sobre conocer la «historia» y el «camino» de un político gana aún más profundidad.
El libro de Proverbios 4:23 por su parte, nos insta a:
«Cuidar nuestro corazón con toda diligencia, porque de él brotan las fuentes de la vida».
Proverbios 4:23
Al analizar la historia de un político en el fondo lo que se busca es entender la esencia de su corazón y sus intenciones.
Ralph Waldo Emerson, poeta transcendentalista, también nos invita a mirar más allá de las apariencias para enfocarnos en las cualidades internas de los líderes.
«La grandeza no se mide por nuestra altura, sino por el contenido de nuestras mentes y corazones”.
Ralph Emerson
Al evaluar a nuestros candidatos políticos, a través de sus historias, de sus compromisos, de su trayecto personal, estamos respondiendo a la llamada de discernimiento del Papa.
Ser el líder de una nación es una carga abrumadora, un faro que guía y exige. En ese papel, no solo se espera astucia política, sino virtud moral que inspire confianza. Las palabras del historiador Lord Acton cobran sentido en este contexto:
“El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente”.
Lord Acton
En un mundo turbulento, las cualidades morales son el ancla que sostiene la integridad del liderazgo, y en la misma medida, el resguardo de la patria.